Querido Proceso,

Creo que, tal vez como a muchos, mi proceso es algo muy difícil de definir. Tal vez porque nunca lo había considerado como un proceso. Es cierto que he aprendido a estar constantemente en aprendizaje, a nunca darme por terminado, a saber que siempre hay un nuevo paso que dar, un nuevo escalón por subir. Y mi proceso, además de una montaña rusa, es casi como una vuelta al sol. 🌞 No, no un cumpleaños haha, me refiero a una vuelta al sol, literal.

Cuando era mucho más joven, era una persona demasiado ''extrovertida.'' Tenía que ser el último en decir algo, el último chiste, llenar el silencio con aire en cualquier conversación. Muchas veces, eso te lleva a decir lo primero que te llegue a la mente, o a hablar sin pensar, cosas que en muchos momentos tuvieron consecuencias no tan positivas para mi. Pero con el pasar de los años, me he dado cuenta de la importancia que es la introspección, que es conocerte a ti, tus pensamientos, tus ideas e ideales.

Comencé a callar muchísimo más y a escuchar. A tratar de pensar todo lo que decía y a no decir nada si no tenía que. Sin embargo, eso me llevó a un período donde mis barreras estaban al máximo. No dejaba entrar a nadie. No compartía nada de mí. Era demasiado hermético y trataba solo de conversar para hacerle sentir a la otra persona que le estaba escuchando, sin aportar nada de lo que yo realmente sentía o quería decir. Era enemigo de la vulnerabilidad. Cosa que, al mismo tiempo, me trajo consecuencias no tan positivas, pero de una forma totalmente diferente. Es como llegar al mismo lugar por dos caminos opuestos, y el destino terminó sin ofrecerme nada sustancial.

Estos años, he aprendido a vivir mi vuelta el sol con todas sus estaciones. Mis momentos de alegría, jovialidad y alta extroversión son mis veranos. Priorizo mi introspección, me retiro hacia mis adentros y recargo en mis otoños e inviernos, para luego renacer en mis primaveras. Vivo mis estaciones y vuelvo al punto original, pero más sabio, con más esperanza, con más amor para dar y más de mí para compartir.

¿En resumen? Todo se trata de saber permanecer en equilibrio, una de mis palabras favoritas. Saber cuándo dejarte llevar por tus impulsos sin ser impulsivo, y saber cuando simplemente callar, pensar y escuchar sin ser arisco. Pero saber que en cada una de mis etapas, en cada una de mis estaciones, soy yo al 100%. Dominicano. Masculino. 26 años.