Desde pequeña jugaba a casarme (buscaba un velo de novia que mi mamá tenía y por ahí me iba) ser madre, ser profesional (jugaba a trabajar en un banco).💍
Era un sueño muy anhelado y pues en la medida que fui creciendo se fue materializando. Primero terminé mis estudios universitarios, luego me casé y tuve a mis hijos. Un caso de libro dentro de lo que se supone debe pasar ante la sociedad.
Hasta ahí todo perfecto (Disney me quedaba corto), obviamente con sus subidas y bajadas. 13 años de relación con sus subidas y bajadas, con una maleta repleta de carencias por suplir, donde me anulé y me volví dependiente, callando mi instinto por temor a perderlo, enfrentando el mismo escenario una y otra vez desde el noviazgo (con diferentes protagonistas), adaptándome y aguantando porque seguro que si me esforzaba más las cosas cambiarían, porque nos enseñan a que el amor todo lo puede.
Elegir desde mis carencias salió caro, y hace cuatro años comenzó el real proceso. Ver ese sueño derrumbarse frente a mi fue lo más doloroso que he podido experimentar en mi vida, pero a pesar de todo, hoy puedo decir que TODO HA SIDO NECESARIO para conocerme, reconstruirme, aprender a gestionar mis emociones y a priorizarme, a no olvidarme de ser mujer antes de ser madre y profesional, a respetar el tiempo del proceso, a perdonarme y perdonar hasta lograr verlo como un ser humano que da hasta donde su consciencia se lo permite. 💞
En el proceso Dios se ha valido de personas que han venido a mostrarme a amar y otras que han venido a enseñarme a amarme. Definitivamente estoy muy orgullosa de la mujer que soy hoy se la debo a ese proceso. Esa mujer siempre estuvo ahí, pero hoy la veo y la valoro. El proceso continúa porque la vida es eso, un proceso donde vamos subiendo de nivel. Sigo creyendo en el amor y sueño con tener un amor bonito y sano, pero, mientras llega, seguiré aprendiendo a tenerlo conmigo.
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